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ENRIQUE RODOLFO DICK
TRAS LA ESTELA DEL GRAF SPEE
GPM- GUILLERMO PABLO MESSINA

Páginas: 480
Formato:
Peso: 0.6 kgs.
ISBN: 9789878888774

En un día frío, iluminado por un sol apático y perezoso, los aspirantes llegaron a los dominios de la Quinta Unidad Escuela de Marinería de Eckernförde. Seguramente, allá lejos, el gran tilo de Muttrin debía estar sonriendo recordando que alguna vez acunó a papá entre sus ramas y le hizo sentir el aroma del mar La estela del Graf Spee, blanca, espumosa, mostraba un serpenteo irregular pero definido. Las olas azuzaban sin tregua los costados del casco. -Más velocidad -requería el Capitán Langsdorjf, a la par que ordenaba afinar los sentidos para asegurar una detección prematura. El majestuoso castillo oscilaba con un vaivén acompasado La bandera argentina ondeaba con elegancia invitando a viajar al generoso país donde todo era grande. El muelle estaba vacío. Hein se detuvo para mirar atrás. Hamburgo le decía adiós con su bruma cenicienta La Villa lucía diáfana. Un temporal había lavado., de las laderas serranas, las últimas polvaredas de una primavera tardía. Un olor a hojas perfumaba el valle y desde el suelo empezaban a brotar emanaciones de tierra removida. Las aguas del arroyo saltaban alegres entre las piedras dejando atrás los rumores de la crecida

TRAS LA ESTELA DEL GRAF SPEE

$21.600
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Páginas: 480
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En un día frío, iluminado por un sol apático y perezoso, los aspirantes llegaron a los dominios de la Quinta Unidad Escuela de Marinería de Eckernförde. Seguramente, allá lejos, el gran tilo de Muttrin debía estar sonriendo recordando que alguna vez acunó a papá entre sus ramas y le hizo sentir el aroma del mar La estela del Graf Spee, blanca, espumosa, mostraba un serpenteo irregular pero definido. Las olas azuzaban sin tregua los costados del casco. -Más velocidad -requería el Capitán Langsdorjf, a la par que ordenaba afinar los sentidos para asegurar una detección prematura. El majestuoso castillo oscilaba con un vaivén acompasado La bandera argentina ondeaba con elegancia invitando a viajar al generoso país donde todo era grande. El muelle estaba vacío. Hein se detuvo para mirar atrás. Hamburgo le decía adiós con su bruma cenicienta La Villa lucía diáfana. Un temporal había lavado., de las laderas serranas, las últimas polvaredas de una primavera tardía. Un olor a hojas perfumaba el valle y desde el suelo empezaban a brotar emanaciones de tierra removida. Las aguas del arroyo saltaban alegres entre las piedras dejando atrás los rumores de la crecida