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MARCOS ROSENZVAIG
TEATRO DE LA ENFERMEDAD, EL
BIBLOS

Páginas: 234
Formato:
Peso: 0.325 kgs.
ISBN: 9789878141848

En un proyecto que toma a Michel Foucault como brújula, Marcos Rosenzvaig va desplegando las relaciones entre teatro y enfermedad a lo largo de la historia. Toma la religión como pretexto, pero son lo sagrado y la separación entre lo puro y lo impuro los argumentos que articulan el fundamento teórico de este ensayo. Hay que agregar que nada de lo dicho tendría sentido si no se enuncian claramente dos condiciones. La primera se trata de una auténtica arqueología ávida por establecer la relación que existe entre el teatro y la enfermedad. Para ello, basta citar el nombre de algunos capítulos en los que el lector advertirá, más que capítulos, verdaderos tópicos: “La comedia de la enfermedad”, “La enfermedad y el poder”, “La enfermedad de lo monstruoso”, “El pecado y el glamour de la enfermedad”. La segunda condición reside en cómo está escrito el libro, la escritura y el estilo jamás ceden ante la información que se quiere transmitir. Del prólogo de Luis Gusmán

TEATRO DE LA ENFERMEDAD, EL

$20.500
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En un proyecto que toma a Michel Foucault como brújula, Marcos Rosenzvaig va desplegando las relaciones entre teatro y enfermedad a lo largo de la historia. Toma la religión como pretexto, pero son lo sagrado y la separación entre lo puro y lo impuro los argumentos que articulan el fundamento teórico de este ensayo. Hay que agregar que nada de lo dicho tendría sentido si no se enuncian claramente dos condiciones. La primera se trata de una auténtica arqueología ávida por establecer la relación que existe entre el teatro y la enfermedad. Para ello, basta citar el nombre de algunos capítulos en los que el lector advertirá, más que capítulos, verdaderos tópicos: “La comedia de la enfermedad”, “La enfermedad y el poder”, “La enfermedad de lo monstruoso”, “El pecado y el glamour de la enfermedad”. La segunda condición reside en cómo está escrito el libro, la escritura y el estilo jamás ceden ante la información que se quiere transmitir. Del prólogo de Luis Gusmán