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ALBERTO PIPINO
RIVERSIDE DRIVE
BARNACLE

Páginas: 40
Formato: 21 X 15 CM.
Peso: 0.15 kgs.
ISBN: 9789878952222

Alberto Pipino (Buenos Aires, 1942) se fue al norte. No creo que en busca de fortuna sino, probablemente, como exiliado. Vive en el lado Oeste de Manhattan, junto al río Hudson y allá donde se prolonga Broadway, es decir, bien arriba, no ciertamente en Park Avenue. No tendría sentido consignar estos datos si no fueran parte integrante de su poesía. Así como añora discretamente el paese, es decir, Buenos Aires, no deja de mirar a su alrededor en esa zona de Nueva York, que en sus versos parece otoñal y uno se la imagina y es así poblada de regulares edificios de ladrillo a la vista y cruzada por una avenida ancha, paralela al río. Digamos que el intento del poeta-personaje de recomponerse, millas mediante de su patria, tiene un hábitat tan volátil como sus versos: Ah, Riverside Drive no solo ampara / a viajantes sin fin, también es / un abismo fértil donde improvisar el país / deseado y unir / lo que queda de uno. Ni siquiera la evocación del mate encontrará aquí la paz de los sepulcros. Este locus elegido o encontrado por Pipino parece más bien una alegre fragua de materiales inestables que compensan la nostalgia y la melancolía: Los ruidos del tránsito y del barrio, / el sonido de voces en diferentes idiomas, el gorjeo de aves diversas y los / silencios /que los / hay, armonizan / en una ópera que me tiene como parte banal. Un libro digno de saludo y saludable, vital.

RIVERSIDE DRIVE

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ALBERTO PIPINO
RIVERSIDE DRIVE
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Páginas: 40
Formato: 21 X 15 CM.
Peso: 0.15 kgs.
ISBN: 9789878952222

Alberto Pipino (Buenos Aires, 1942) se fue al norte. No creo que en busca de fortuna sino, probablemente, como exiliado. Vive en el lado Oeste de Manhattan, junto al río Hudson y allá donde se prolonga Broadway, es decir, bien arriba, no ciertamente en Park Avenue. No tendría sentido consignar estos datos si no fueran parte integrante de su poesía. Así como añora discretamente el paese, es decir, Buenos Aires, no deja de mirar a su alrededor en esa zona de Nueva York, que en sus versos parece otoñal y uno se la imagina y es así poblada de regulares edificios de ladrillo a la vista y cruzada por una avenida ancha, paralela al río. Digamos que el intento del poeta-personaje de recomponerse, millas mediante de su patria, tiene un hábitat tan volátil como sus versos: Ah, Riverside Drive no solo ampara / a viajantes sin fin, también es / un abismo fértil donde improvisar el país / deseado y unir / lo que queda de uno. Ni siquiera la evocación del mate encontrará aquí la paz de los sepulcros. Este locus elegido o encontrado por Pipino parece más bien una alegre fragua de materiales inestables que compensan la nostalgia y la melancolía: Los ruidos del tránsito y del barrio, / el sonido de voces en diferentes idiomas, el gorjeo de aves diversas y los / silencios /que los / hay, armonizan / en una ópera que me tiene como parte banal. Un libro digno de saludo y saludable, vital.